
La reciente tendencia viral de transformar fotografías en imágenes al estilo del Studio Ghibli mediante inteligencia artificial (IA) ha generado un intenso debate sobre sus implicaciones. Miles de usuarios han utilizado plataformas como OpenAI, compartiendo sus creaciones en redes sociales.

Sin embargo, esta moda no está exenta de controversia. El propio ChatGPT advierte sobre los riesgos de privacidad al subir fotos o detalles personales, señalando el potencial uso no consentido de las imágenes y el aumento del riesgo de robo de identidad.
¿Qué opina el creador de este estilo?
La opinión de Hayao Miyazaki sobre la IA en la creación artística también resuena en este contexto. En 2016, el renombrado director expresó su firme rechazo a esta tecnología, considerándola un “insulto a la vida misma” y mostrando preocupación por la pérdida de fe en nosotros mismos. Aunque no se ha pronunciado directamente sobre esta tendencia, su postura previa sugiere una crítica a la proliferación de imágenes que imitan su estilo.
En el sector de la animación, existe una creciente preocupación por la posible sustitución de artistas y diseñadores por la IA, capaz de generar resultados similares en menos tiempo y a menor costo.
Además de las cuestiones éticas y de privacidad, surge una preocupante arista ambiental: el consumo de agua necesario para el funcionamiento de modelos de IA como los de OpenAI. Un estudio estima que modelos como ChatGPT-3 pueden gastar 500 mililitros de agua por cada 10-50 consultas simples. Dado que GPT-4, el modelo actual, es presumiblemente de mayor tamaño y consume más agua, y que se están generando millones de estas imágenes, el desperdicio de agua podría ser significativo, alcanzando los 500.000 litros por cada millón de imágenes. Este consumo se debe a la necesidad de refrigerar los servidores con unidades de procesamiento gráfico (GPU) que utilizan grandes cantidades de energía y generan calor. Incluso Sam Altman, CEO de OpenAI, reconoció las limitaciones en la generación de imágenes debido al esfuerzo que supone para sus servidores.
Así, la aparentemente inofensiva moda de las imágenes Ghibli generadas por IA plantea importantes interrogantes sobre la privacidad, el futuro del trabajo creativo y el impacto ambiental de esta tecnología en auge